Os apunto, a modo de ejemplo, una posible temática del fragmento propuesto en clase de la parte IV del Discurso del Método.
1º Paso: lectura y apunte de las cuestiones importantes.
- Una temática adecuada para este texto tendría que hacer referencia a la función que realiza Dios en el sistema cartesiano (es decir, Descartes descarga en Dios la garantía del criterio de verdad. Dios es la garantía del criterio de verdad; Dios (sumamente perfecto) es garantía de que aquello que aparece como "claro y distinto" (como evidente) es cierto.
- Se debería aludir, pues, a nociones como que Dios es la garantía de toda verdad sobre el mundo o que la existencia de Dios tiene un papel fundamental en el pensamiento cartesiano.
Las ideas más importantes del fragmento son:
- No es posible distinguir el sueño de la vigilia "por mucho que lo estudien los mejores ingenios";
- sin presuponer la existencia de Dios no se puede resolver esta duda;
- Dios, ser perfecto, es la garantía del criterio de verdad (de certeza) para las proposiciones sobre el mundo -"son verdaderas todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente"-;
- por lo tanto, las ideas claras y distintas (las evidentes), en tanto que están garantizadas por Dios, son verdaderas;
- y las ideas falsas, dado que infunde confusión y oscuridad (no son evidentes), no pueden provenir de Dios sino de nosotros, que "no somos totalmente perfectos".
2º Paso: temática. (nos encontramos ante el texto en el que aparece la tercera evidencia a la que llega con la aplicación de la duda metódica: la existencia del mundo - ya ha llegado a la 1º evidencia: el cogito (yo pienso, soy una sustancia pensante), y a la segunda: Dios (sustancia perfecta, infinita). Una vez demostrada la existencia de Dios (tres demostraciones), Descartes va a pasar a deducir que, como Dios es un ser perfecto y veraz, todo lo que proviene de Él es verdadero.)
El tema de fondo de este texto hace referencia a la necesidad de demostrar la existencia de Dios para poder confiar en el criterio de certeza. Sin embargo, tener un criterio de certeza no garantiza por sí mismo su corrección. Hay que probar que el criterio no puede inducir al error ni puede hacer que se tomen por verdaderas ideas o proposiciones que, de hecho, son falsas. en este texto tendríamos que comentar las siguientes cuestiones: (os lo apunto de esta manera con la intención de que os resulte más fácil reconocer las ideas que habría que analizar en este fragmento)
- La imposibilidad de discernir el sueño de la vigilia. ¿Cómo podemos saber que es falso aquello que soñamos, si a menudo parece tan real como aquello que vemos estando despierto? Según Descartes, los mejores ingenios no han sido capaces de resolver esta cuestión.
- ¿Cómo se puede estar seguro de que las ideas evidentes (claras y distintas) hacen referencia a cosas reales? Sin un puntal exterior a la conciencia no se puede asegurar la validez de la aplicación del criterio.
- Este puntal exterior es el ser perfecto, Dios. La demostración de la existencia de Dios no puede hacerse a partir de la realidad externa (puesto que no se sabe si existe o no) sino desde la propia interioridad subjetiva. Una vez demostrada la existencia de Dios, es decir, el ser perfecto, incapaz de engañarnos, se puede confiar en la aplicación segura del criterio de certeza al mundo: "De donde se sigue que nuestras ideas (...) en todo lo que tienen de claras y distintas, no pueden menos que de ser verdaderas".
- Las ideas claras y distintas son verdaderas, y Dios es su garantía. El criterio de verdad (la evidencia) se puede ya aplicar en la búsqueda de otras verdades sobre el mundo.
- Pero, ¿qué ocurre con "las ideas que encierran falsedad", es decir con aquellas que son confusas y oscuras? Descartes responde: el origen de su falsedad está en nosotros "que no somos perfecto". La cuestión ha dado un giro tan grande que ahora el problema es ¿cómo es posible el error?, ¿de dónde viene la falsedad? ¿cómo podemos tener ideas de algo "confuso y oscuro"? Descartes no puede aplicar la causa del error a Dios. La causa recae sobre la naturaleza imperfecta del ser humano.
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